En las excursiones de cualquier nivel es obligatorio llevar ropa de abrigo además de botas de montaña.
El mayor atractivo de este espacio natural es su excepcional hayedo, uno de los más meridionales de Europa, que subsiste junto a otras especies protegidas como el tejo, el acebo y el abedul, todas ellas abundantes en épocas remotas, cuando el clima era más frío y húmedo. Hoy día, los ejemplares supervivientes encuentran refugio en el particular microclima húmedo y neblinoso de vaguadas umbrías y laderas norte escasamente expuestas al sol. En este ambiente de cuento, una antigua senda que antaño se utilizó para transportar el carbón producido en el bosque ha sido señalizada y hoy sirve para disfrute de los caminantes.