El mar, el río, las arenas, el viento y las gentes que durante siglos han vivido en este mágico lugar, son los artífices de esta tierra de suaves ondulaciones, de pueblos blancos y de cielos azules moteados de pájaros. El Parque Nacional de Doñana es un mosaico de ecosistemas que albergan una biodiversidad única en Europa, donde destaca sobre todo la marisma, de extraordinaria importancia como lugar de paso, cría e invernada para miles de aves europeas y africanas.
Hace miles de años, el área de Doñana fue un inmenso estuario del río Guadalquivir. Posteriormente, los sedimentos del río y del mar fueron cercando la lámina de agua hasta convertirla, primero en un gran lago y, después, en marisma, con sus extensiones infinitas de vegetación y lagunas donde moran miles de aves. Pero Doñana no es sólo marisma, pues las dunas móviles generan en su recorrido bosques aislados, llamados corrales; además del río, con sus bosques de ribera y galería, los acantilados y sus playas, no hay que olvidar la vera, punto de encuentro entre la marisma y las arenas estabilizadas por los matorrales de los cotos. Muchos de estos valiosos espacios naturales son ideales para recorrer en bicicleta por su nulo desnivel y por sus largas extensiones que harían imposible conocerlos a pie.
El paisaje de este rincón de Sierra Morena, situado entre los parques naturales de Aracena (Huelva) y Hornachuelos (Córdoba) lo conforman extensos bosques de encinas y alcornoques sobre una orografía de sierras suaves y alomadas, típicas de antiguos macizos sometidos durante largo tiempo a la erosión. Por esta sierra corren múltiples afluentes del Guadalquivir, albergando sotos y bosques de galería de gran belleza, entre los cuales discurre una antigua plataforma del ferrocarril utilizada antaño para la extracción de hierro, acondicionada hoy como vía verde y medio ideal para nuestro periplo ciclista.
Durante nuestra estancia nos alojaremos en la villa gaditana de Chipiona, asentada junto al estratégico estuario donde el Guadalquivir entrega sus aguas al Atlántico; esta condición ha propiciado que aquí se ubique el mayor faro de España, dada además la importancia que tuvo desde muy antiguo esta población de tradición pesquera y extensas playas ricas en yodo.
Viaje hacia el poblado minero de San Nicolás del Puerto (475 km), en plena sierra Norte de Sevilla, para recorrer en bicicleta este enclave privilegiado a través de su antigua plataforma del ferrocarril que nos conducirá hacia el nacimiento del río Huéznar, en Cazalla de la Sierra.
Nuestra ruta de hoy discurre por la playa del Parque Nacional y Natural de Doñana, que se considera la mayor reserva ecológica de Europa y que en 1994 fue declarado Reserva de la Biosfera y Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El principal incentivo de esta ruta ciclista es sin duda la belleza del paisaje y la soledad en el litoral del parque - entre mar, dunas y pinares- donde el lince ibérico subsiste.
Conoceremos en esta ocasión el paisaje en constante cambio de Doñana. Durante la ruta apreciaremos las diferencias entre la marisma natural y la aprovechada por el ser humano. Las extensiones infinitas de humedales, antiguas ensenadas litorales colmatadas por depositos marinos y fluviales, son aprovechadas no sólo para el cultivo del arroz o la explotación de salinas, sino como refugio y alimento por numerosísimas especies de aves migratorias que en los inviernos llegan a alcanzar los doscientos mil individuos.
Uno de los humedales mejor conservados de la bahía de Cádiz, declarado Parque Natural y próximo a Doñana, ocupa una extensión de algo más de 1.000 hectáreas en pleno corazón de la bahía y ofrece la posibilidad de recorrerlo a través de sus numerosos carriles peatonales y ciclistas conociendo así los diferentes ecosistemas que albergan las marismas, arenales costeros y playas. Tras la sencilla ruta, emprenderemos el viaje de regreso a Madrid.