Así de refieren en Francia a esta isla cuyos habitantes han protegido celosamente, resistiéndose siempre a las tentaciones de hacer de ella un destino turístico masivo. Gracias a este empeño y al complicado relieve del territorio podemos disfrutar hoy de una isla mediterránea en la que dos tercios de su territorio está protegido como Parque Natural sin dejar de ser por ello una isla absolutamente viva.
En Córcega existen multitud de montañas que sobrepasan holgadamente los 2.000 m y de las que el mar no dista nunca más de 40 Km. La altura máxima la alcanza el Monte Cintu, con 2.706 m. En sus valles se cobijan uno de los ecosistemas mediterráneos más variados que puedan existir, desde los arbustos sub-desérticos que reinan en los Agriates hasta espectaculares bosques de pino laricio y de especies de querencias más frías como abedules y hayas. Las carreteras, salvo el eje Bastia-Bonifacio en la costa oriental, son estrechas y sinuosas, salvando espectaculares gargantas y acantilados.
Este carácter tan montañoso y salvaje lo convierte en un destino ideal para el senderismo y el montañismo, en el que es difícil elegir.
En este viaje a Córcega hemos seleccionado un conjunto de rutas tocando lo mejor de todos sus paisajes, de costa e interior, llenas de emociones y paisajes espectaculares.
Tras aterrizar en Marsella nos desplazaremos ya en nuestra furgoneta al puerto para tomar el ferry "Monte d'Oro" de la compañía Corsica linea que parte a las 19:45.
Noche en el ferry en sillón o camarote según disponibilidad.
A las 07:30 desembarcaremos en Ile Rousse y nos trasladaremos a Porto (90 km, 2 h) por una se las sinuosas carreteras corsas. Pero antes de llegar nos detendremos en la Península de la Girolata para hacer la primera ruta del viaje.
El Golfo de Porto está delimitado al norte por la península de la Girolata, cuya franja costera es la única parte marítima del extenso Parque Natural Regional de Córcega, que ocupa dos tercios de la isla.
Tras la ruta proseguiremos el viaje a Porto.
Las Calanche es otro de los lugares imprescindibles de Córcega, emblema de los primeros turistas de principios del XIX, que llegaban desde Ajaccio sorteando los la sinuosa carretera.
Entre Porto y Piana, los granitos anaranjados que conforman el Capu d’Orto (1.294 m) caen sobre el mar en un auténtico delirio natural de formas imposibles y fantasmagóricas.
La carretera que desde Porto se interna en la montaña para pasar a la vertiente oriental de la isla es una magistral obra de ingeniería que sortea abismos como la garganta de Spelunca.
En otros tiempos, un camino muletero que se encaminaba hacia el Col de Vergio era la única forma de comunicación con la parte oriental de la isla.
Tras la ruta podremos conocer les Calanches desde el mar mediante una excursión opcional (no incluida) en barco desde Porto de aproximadamente una hora de duración.
Finalizamos los tres intensos días vividos en Porto y nos trasladamos al centro de la isla. A poco de pasar el Col de Vergio y ya en la vertiente oriental, iniciaremos la ruta para conocer el precioso Lac de Nino.
Tras la ruta continuamos camino hacia Corte pasando por la famosa Escala de Santa Regina, una garganta por la que la estrecha carretera se ha abierto a golpe de barrenos, como en tantos otros lugares de Córcega.
No es la más alta pero muchos piensan que es la montaña más bella de Córcega. El Monte d’Oro de alza solitario sobre los valles de Agnone y Manganello y su ascensión desde la estación de Vizzavona (900 m), es muy directa y con una divertida trepada final.
Córcega es una isla con tal variedad de paisajes que hasta se permite tener un desierto. Los Agriates son una vasta y árida región al norte, totalmente deshabitada y que atesora playas vírgenes que han servido de escenario a varias películas. En este solitario y salvaje paraje haremos una preciosa ruta costera. Con múltiples opciones de baño.
Camino de Bonifacio, en el extremo sur de la isla, nos desviaremos al Col de Bavella para conocer sus anaranjadas torres de granito, que son una de las estampas imprescindibles de la alta montaña corsa.
El viaje va tocando a su fin y nos trasladamos al sur de la isla para conocer Bonifacio y hacer otra preciosa ruta costera por sus afamados acantilados calizos de un blanco inmaculado, tan extraños en una isla predominantemente granítica.
Tras la ruta y el almuerzo en el casco histórico de Bonifacio, nos trasladaremos a Porto Vecchio (30 min) para tomar el ferry nocturno, que parte a las 18:30 y que nos llevará de vuelta a Marsella.
Noche en el ferry en sillón o camarote según disponibilidad.