Podría decirse que Mallorca tiene dos caras bien diferentes, la del turismo estival de sol y playa un tanto masificado, y otra menos conocida, la Sierra de la Tramontana, un paraiso montañoso situado al norte de la isla. Las cumbres de esta formación caliza, que es prolongación de la Cordillera Bética, alcanzan los 1.400 m y forman una sierra vigorosa y seria que sorprende al senderista y al montañero peninsular (no tanto a los centroeuropeos, que descubrieron hace tiempo esta maravilla).
Una bien conservada red de caminos tradicionales, empedrados y flanquedos en piedra seca con el buen oficio de los margers, unen pueblos entre sí atravesando bosques de encinas y alcornoques, cuyo brumoso aspecto invernal les confiere cierto misterio. Otras veces se adentran en los barrancos más inaccesibles o se asoman a empresionantes acantilados sobre el mar, como los caminos que ordenó construir el archiduque Luís Salvador de Austria (l'Arxiduc) sobre la costa de Valldemossa y Sa Foradada.
Al margen de los caminos bien marcados y señalizados, en la Tramontana existen innumerables veredas que antaño utilizaron los pastores, carboneros y contrabandistas y que hoy se encuentran un poco perdidos. La compleja orografía de la sierra hace que estas veredas tengan en ocasiones pasos vertiginosos, algunos de los cuales están protegidos hoy por cables o pequeñas ayudas, lo que da un interés añadido a itinerarios ya de por si fuera de lo común.
Nuestras actividades se van desarrollar principalmente en este tipo de caminos secundarios o campo a través, con tramos en los que tendremos trepadas, siempre sencillas pero con pasos a veces expuestos. Por esta razón, además del casco, en la mochila llevaremos arnés y cabos de anclaje por si fuera necesario, aunque normalmente no lo será.
Para disfrutar esta actividad que podríamos denominar "trekking avanzado" no debes tener miedo a la altura y debes moverte con soltura en terreno rocoso, sendas difusas con vegetación (generalmente carrizo) y en trepadas sencillas.
Desde el aeropuerto nos trasladaremos a la parte central de la Tramontana, donde se encuentra su altura máxima, el Puig Major (1.436 m), cuya cima alberga un radar de control militar aéreo y es por tanto inaccesible a los excursionistas. En el mismo cordal, sin embargo, se encuentra el Penyal des Migdia, apenas un poco más bajo y lo que es más importante, con una entretenida y sencilla trepada y una arista aérea y espectacular, desde la que se avista casi la totalidad de la isla.
Un buen aperitivo para comenzar, pues será ésta la máxima altura que alcancemos en el viaje, pero de ascensión técnicamente sencilla.
El pintoresco pueblo de Deià, uno de los más bonitos de la isla, está rodeado de un circo montañoso coronado por el Teix (1.064 m). Entre las vertiginosas paredes que se alzan sobre el pueblo existen hasta cinco pasos que utilizaban los contrabandistas para sacar el género (normalmente tabaco) de la costa. Todos ellos requieren trepadas de diferente dificultad y actualmente algunos cuentan con cables de protección. Nuestra ruta asciende al pico de Sa Galera (910 m), en la sierra del Teix, por el más interesante de ellos, el Pas d'en Marc, y desciende por el Pas de Can Boqueta, más sencillo pero que habrá que destrepar.
El Torrent de Pareis es el mayor abismo de la isla y su recorrido integral una de las excursiones clásicas de Mallorca. Nuestro objetivo, sin embago, es más ambicioso, pues penetraremos en el Torrent de Pareis para descubrir dos vertiginosos pasos de contrabandistas que sortean las parades del Torrent: el de ses Piquetes, llamado así por las piquetas que facilitan la progresión (al estilo de la clavijas de Ordesa) y el de s'Argamassa, que hace referencia a unos escalones de argamasa, ya desaparecidos, que fabricaron los contrabandistas para facilitar el paso.
El Puig Tomir es uno de los colosos de la Tramontana y el más septentrional de los que superan los 1.000 m, por lo que las vistas hacia la Bahía de Pollensa y el Cabo Formentor son espectaculares. La vía normal al pico tiene un pequeño paso equipado (el paso de Pedregueret o del cable), que nosotros haremos al descenso, pues subiremos por el más exigente Paso de Reynés, completando una preciosa ruta y panorámica ruta circular.
El Cabo Formentor no es más que el resultado de la inmersión, a regañadientes, de la Sierra de la Tramontana en el mar. La sierra pierde va perdiendo altitud pero no su vigor, pues las paredes caen a plomo sobre el mar y aquí se encuentran algunas de las aristas más vertinosas de la isla. Además de las vistas del Fumat y el Roca Blanca, la trepada interesante la tendremos en los acantilados que culminan en el Pla de ses Bases.
Tras la ruta nos trasladaremos al aeropuerto para coger los vuelos de regreso.