Desde el puerto de Roscoff, tomaremos el ferry que en apenas 15 minutos nos deja en la isla de Batz. Nuestro propósito hoy es sencillo, rodear toda la isla sin prisas y regresar al puerto para almorzar en algunos de sus pequeños restaurantes, lo que puede hacerse también en Roscoff a libre elección de cada cual, pues los ferrys parten cada poco tiempo. Quien guste de los jardines botánicos puede visitar también los Jardines Georges de Laselle, que alberga especies de los cinco continentes gracias a la suavidad climática aportada por la Corriente del Golfo.
Las imágenes de un océano embravecido rompiendo sus olas sin piedad contra los faros construidos en piedra es una de las postales bretonas más difundidas. Los faros son parte del paisaje y no se puede entender la costa bretona sin ellos. El imponente faro de Creach es una de las construcciones más sólidas y hermosas de la costa bretona, una respuesta del hombre a una de las zonas más peligrosas del mundo para la navegación. Esta ruta transita por la punta noroeste de la isla y nos permitirá recalar en el interesante Museo de los Faros que alberga el Faro de Creach.
Esta ruta es una sucesión de negros y amenazadores acantilados y playas salvajes de arenas blancas, ocres y mil tonalidades más. Diez kilómetros de paisajes cambiantes de los cuales casi uno y medio pertenecen a la inabarcable Playa de la Palu, que con marea baja multiplica su anchura y donde almorzaremos y nos daremos un baño. Tras la pausa resta una hora más hasta el final de la ruta en el Cap de la Chevre, la punta más meridional de la Preque’ìle de Crozon.
Plácido itinerario por esta isla/península en la que actualmente solo viven nueve familias. El punto culminante de la isla es la capilla de Notre Dame de Callot (del siglo V), tras la cual un sendero nos lleva a la punta norte, dominada por salvajes dunas y grandes bloques graníticos.
Muchos de los caminos costeros que hoy recorremos los senderistas tienen su origen en la necesidad de vigilancia de la costa para combatir el contrabando, un lucrativo negocio que tenía lugar a ambos lados del Canal de la Mancha entre Inglaterra y Francia. Entre Perros Guirec y Tregastrel se extiende uno de estos caminos de aduaneros que serpentea entre el mar y los grandes bloques de granito. Un itinerario semi-urbano en otros momentos por la cantidad de localidades que iremos pasando.
El recorrido costero que vamos a realizar es otro de tantos caminos en Bretaña cuyo orígen es la vigilancia aduanera, y que de manera constante asciende y desciende pequeños desniveles, pasando por algunas pequeñas playas entre los acantilados.
Una de ellas es el puerto de Gwin Zegal, uno de los puntos más emblemáticos de la costa de Plohua y que data del siglo V, donde los barcos se amarran a troncos de árbol incrustados en la arena con sus raíces.
Otro de los puntos a destacar es la preciosa playa de Bonaparte, a la que se accede por un túnel por su difícil acceso. Durante la II Guerra Mundial, varias operaciones desde esta playa permitieron el paso de más de cien oficiales hacia Gran Bretaña.