El Norte de Israel

Este oasis ha sido poblado desde hace más de 5000 años, pudiendo encontrarlo en diversas referencias bíblicas, como la que nos cuenta que aquí se refugió el rey David de la cólera de Saul. Al igual que fue refugio para David, también lo ha sido para especies de aves, mamíferos y plantas que sólo podríamos encontrar en África oriental. Nos adentraremos por uno de los cañones, para poder ascender hasta divisar las cascadas que surgen en mitad del desierto, en un microclima único.

Saliendo del centro de visitantes (situado a 250 m bajo el nivel del mar) nos dirigiremos hacia el sendero de la Serpiente, por el lado este de la fortaleza, pasando antes junto a los restos de los campamentos romanos que sirvieron para el asedio de la fortaleza. Una vez en Masada (a 250 m sobre el nivel del mar) recorreremos las ruinas, explorando sus antiguas cisternas y sus murallas, acercándonos a observar la rampa de asalto que construyeron los romanos durante el sitio. Descenderemos nuevamente por el sendero de la Serpiente hacia el centro de visitantes.

Junto a las ruinas de una antigua sinagoga del siglo IV inicia nuestra ruta. Pasaremos por un antiguo cementerio judío en plena naturaleza, escavado en el promontorio rocoso que desciende de forma abrupta hacia el valle por el que caminaremos, siguiendo la ruta que hoy en día ha recibido el nombre del camino de Jesús, puesto que sería la ruta natural para llegar a Cafarnaum desde Nazareth. Por el camino, y si hay suerte, nos cruzaremos con alguna tortuga terrestre y con las simpáticas marmotas que pueblan el suelo calizo. Pasaremos y curiosaremos por las ruinas de la fortaleza judía y luego otomana del desfiladero de Arbel,para ir subiendo y con una fácil trepada (ayudados de pasamanos y clavijas) hacia la cima del monte Arbel, con unas espectaculares vistas sobre el Mar de Galilea.

Comenzaremos descendiendo por un encinar hasta alcanzar los avances defensivos del castillo cruzado por un terreno un tanto descompuesto. Atravesaremos diversas torres y fosos, ya en ruinas, para alcanzar el alma de la fortaleza y hacernos una idea de lo que debió de ser aquel gran complejo fortificado. Desde aquí descenderemos al valle donde caminaremos junto al río Kziv que tendremos que cruzar en diversas ocasiones. Tras pasar junto a algún molino medieval, varias pozas y alguna pequeña cascada, y disfrutar de un precioso bosque de laureles que forman una galería en nuestro avance, así como del curioso madroño de Oriente Medio, para luego ascender hacia el comienzo de nuestra ruta disfrutando de un bello paisaje.

Esta excursión transcurre por el interior del cañón del río Zabitán, con cascadas que superan los 25 metros y un bonito paisaje que da color a los cortados. Además podremos contemplar las curiosas piscinas hexagonales que hacen de esta ruta un deleite para los amantes de la Geología al poder admirar esta fascinante formación basáltica. Si el tiempo lo permite, podremos refrescarnos en estas curiosas pozas.

Después de ver las cascadas y pozas que forma el río Banías, llegaremos a un complejo palaciego del siglo I d. C. construido por el nieto de Herodes, Agripa II. Desde aquí subiremos por un bosque de robles, plátanos, higueras y algarrobos hacia los restos arqueológicos de la impresionante fortaleza musulmana del siglo XIII que se alza sobre un largo y estrecho peñasco. El castillo, visible desde todo el valle está protegido por pendientes casi verticales y vertiginosos cañones, por donde discurrirá nuestra ruta de regreso