Los húmedos y tupidos bosques que bloquean casi toda la luz, los verdes praderíos ganados al bosque y el brumoso lago de Ouiouane, nos van a introducir en un ambiente más propio del centro de Europa, si no fuera porque la presencia de alguna construcción local o la presencia de los macacos nos devuelven súbitamente al continente africano. En fechas invernales, además, no es extraño que hubiera caído algo de nieve, lo que añadiría un encanto adicional a la ruta.
Reg y Erg son los dos tipos de desiertos existentes en el Sahara. El primero, de suelo duro y pedregoso, es el más abundante. El segundo es el que responde a nuestra imagen arquetípica del desierto, es decir, el de dunas de arena. En Marruecos existen dos grandes zonas de dunas, dos grandes Ergs, el Erg Chegaga al sur de Zagora, y el Erg Chebbi, en el que nos encontramos. El objetivo de esta ruta es conocer en profundidad cómo es un erg realmente y todos los secretos que esconde: vegetación, fauna y las ingeniosas formas de vida con las que el ser humano ha logrado sobrevivir aquí.
Bou Thrarar, donde se inicia esta ruta, es un pueblo situado en la ribera del río Asif M’Goun, que nace en el Jebel M’Goun (4.070 m), la cuarta montaña más alta de Marruecos. Este río es también famoso por ser el responsable de haber formado las Gargantas de Achabou. Esta ruta, sin embargo, transcurre por un lugar mucho menos conocido. En la población de Alemdoun, tomamos un afluente del río llamado Assif el Qati, que riega los campos de cultivo del pueblo y que aguas abajo ha moldeado un precioso desfiladero de paredes rojas y anaranjadas, denominadas las Gargantas de Agouti (o Lhot). Tras dejar atrás el estrecho, el valle se vuelve a abrir y se llega al pueblo de Aznag, que también dejamos atrás, finalizando en la carretera que lleva a Bou Thrarar.