Primavera en Japón

Esta corta y entretenida ruta parte de la estación 5 de la ruta Gotemba a la cima, una de las menos utilizadas por la escasa altura de partida (1.430 m). La primera parte se desarrolla por bosques de coníferas, cuyos ejemplares van disminuyendo en tamaño hasta desaparecer en torno a los 1.800 m de altitud. En torno a esa altura es cuando tomamos el sendero que por terreno volcánico sin vegetación se dirige a Futatsuzuka, un pequeño cono volcánico antiguo y sin actividad. Tras disfrutar de las vistas desde el cráter sobre Gotemba y toda la región surotiental del Fuji, continuaremos camino de regreso a la estación 5 de donde partimos.

Los Santuarios y templos de Nikko son un Patrimonio de la Humanidad declarado por la Unesco, que abarca 103 edificios o estructuras y el entorno natural que los rodea. Los edificios pertenecen a dos santuarios sintoístas (el Santuario Futarasan y el de Tosho-gu) y un templo budista (el de Rinno-ji). Obviamente en este paseo que parte del propio alojamiento no los visitaremos todos pero sí los edificios más emblemáticos de los tres santuarios citados, como la pagoda de Tosho-gu, además de cruzar el río Daiya por el famoso puente lacado en rojo de Shinkyo. Según cuenta la leyenda, el monje budista Shodo Shonin, llegó a Nikko para civilizar sus montañas, pero no pudo cruzar el río. Para remediarlo Jinjaou (dios de la serpiente) lanzó dos serpientes y éstas se transformaron en el puente. Shodo Shonin fue el primer explorador de las montañas de Nikko y fundador del templo budista de Rinno-ji.

Comenzamos la ruta en el Lago Yuno, que bordeamos para pasar a continuación junto a la cascada de Yutaki, donde el río Yukawa desliza sus aguas sobre un escalón rocoso. El sendero acompaña el río Yutkawa durante algunos kilómetros más hasta llegar a las preciosas cascadas Ryuzu, poco antes del Lago Chuzenji.

Las boscosas riberas del lago Chuzenji nos van a regalar otro de los mujimis más bonitos del viaje. Esta ruta recorre la ribera meridional del lago, justo al lado del agua, por un precioso sendero, que abandonaremos un rato para coger altura y tener una perspectiva del conjunto. Retornados al sendero costero continuaremos un poco más hasta iniciar el regreso, ya siempre por el camino que va pegado al agua.

El Parque de Nara tiene unos 1.700 cerezos, además de sus famosos ciervos en libertad. A la espalda del parque se eleva el Monte Wakakusa, con una gran ladera herbosa que es incendiada de forma ritual cada invierno. Tras ascender a este estupendo mirador de la ciudad, regresaremos al Parque para admirar algunos templos, entre los que que destaca Todai Ji, templo budista construido a mediados del año 700, con la estatua de bronce de Buda más grande de Japón.

El lago Saiko es uno de los cinco que rodean al Fuji en su vertiente norte y punto de partida de esta ruta en la que alcanzaremos un cordal montañoso de modesta altura (en torno a los 1.600 m) pero con impresionantes vistas del Fuji, los lagos y la ciudad de Fujiyoshida. La vegetación es exuberante y la subida al Monte Kenashi bastante empinada, por lo que iremos con la debida calma. Tras alcanzar la cima del Monte Kenashi, la ruta depara también momentos de aventura en el cordal que se dirige al Monte Junigadake, con pasos en los que tendremos la ayuda de cuerdas, cables e incluso un pequeño puente de colgante.